Tuesday, September 05, 2006

paseo matutino


Si alguien cree que me levanto y me veo como una mujer sexy, peinada y de terrible buen humor, entonces tengo que decir que eso no es lo que sucede en mi típica casa.
La historia comienza con el paseo totalmente arbitrario de mi mascota sobre mi ser, y luego de cinco minutos de pisoteo sin pena, me coloca su hocico cerca de la cara para que le dé de comer. Imposible obviar semejante momento, o su hocico helado en pleno invierno. Luego, como si no hubiera otra posibilidad, la Naturaleza la llama y al minuto siguiente termino vistiéndome tan rápido como si se tratara de un incendio, mientras mi taza de té me llama desde el microondas (qué fantástica invención, los treinta segundos más maravillosos de mi vida).
Dos minutos más tarde, presiono el botón para llamar al típico ascensor, que siempre está siendo utilizado por alguna de las personas mayores que se toman su tiempo para utilizarlo.Cuando finalmente llega, es puramente casual encontrarme con una de estas personas, que para colmo (no saben que es plena madrugada, y a esas horas no se charla?!), tiene ganas de conversar, mientras mi mascota me mira con cara de desesperación.Claro que siempre uno puede escuchar con los oídos y mientras presionar el botón que va a planta baja... pero las señoras insisten en parar de camino hacia abajo, detenerse en sus pisos, y ¡seguir charlando! antes de bajarse y cerrar las puertas.
Me pregunto si ésta será una Ley de Murphy que hay que seguir.Yo siento que vivo una Odisea desde que me despierto hasta que mi típica mascota se siente extasiada de volver al hogar. Y la dueña, del mejor de los humores, vuelve sonriente a casa.Las cosas que uno hace...

N d R: Es una cuestión generacional, o sólo la gente menor de 40 levanta lo que hacen sus mascotas? Habría que imponer un slogan, "levantar Nº 2 no es desagradable, aunque sí lo son las enfermedades que podría haber si los dejamos allí"

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