primavera

Supongamos que todavía la lluvia se refleja en mis pupilas.
Supongamos que los días de lluvia implican quedarse en casa.
O que de vez en cuando te toca salir.
Y mojarte.

Supongamos.

Ahora, también supongamos que mientras se te da vuelta el paraguas por enésima vez, decidís buscar un gorro para lluvia, aunque parezca tonto, y así ya no tener que depender del paraguas.
Supongamos que después de mucho buscar, lo encontrás.
Ahora, supongamos que increíblemente el tiempo cambia y todos los días de lluvia por delante se disiparon.
Supongamos que a partir de ahora, un nuevo elemento se cobija en tu cartera.
Pero sólo supongamos.
Porque la lluvia va a hacer su retorno triunfal.
Y cuando eso suceda, supongamos que voy a estar preparada.