el mundo de las marsopas

De vuelta de mis vacaciones, aprendí que marsopas y delfines no son la misma clase de animales. Ayer mientras descansaba al sol en la playa el guardavidas (socorrista?), me hizo señas para que mirara al agua (hacerse amiga tiene sus beneficios, especialmente si cuando uno llega no hay nadie más con quien conversar!), y efectivamente varias marsopas se estaban alimentando muy cerca de la costa.

En ese momento no sabía que estos delfines eran marsopas, así que esperé con la paciencia de un beduino mientras la playa me parecía un desierto y yo una árabe a la que le faltaba el camello (perra será lo mismo?), a que hicieran piruetas en el aire. Esperé, y esperé, y esperé, y nada de nada. Ni un saltito (claro que anoche no pude evitar confirmar que las marsopas no hacen piruetas).

Por supuesto tampoco pude sacar fotos de tan preciado momento (porque para los lugareños parece ser algo bastante común, pero para mí es la primera vez que en la costa argentina veo delfines!), ya que sólo fui a caminar a la playa y parecía un poco inconveniente caminar con la perra-inquieta-por conocer-otros-perros-en-la-playa y sacar fotos al mismo tiempo (la otra posibilidad era correr a la perra por más de dos kilómetros sin parar, tarea ardua para el último día de vacaciones).

Conclusión, no hay fotos de las marsopas. Pero sí de una perra intentando ser beduina.