Cuando uno estrena zapatos, debería pensar en no caminar mucho con los zapatos recién salidos de la caja. Primero porque son nuevos, segundo, porque el zapato todavía no tiene la impresión del pie guardada en su memoria.
Ahora, si ustedes son tan cabezotas como yo, es probable que no se acuerden de esto, es más, caminen en la búsqueda de un libro agotado (y caminen, y caminen), y que por supuesto, sea un día de calor, y los pies, más que pies se sientan hot dogs a punto de ser comidos.
Es así como se producen las querísimas ampollas en la planta del pie (corrección, en ambos pies).
Algún día me avivaré???
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